A lo largo de la historia, se advierte que la segregación espacial ha producido la estratificación de género que ha disminuido el estatus social de mujeres, el acceso a los conocimientos, y las posibilidades de libertad. Como es sabido, durante el siglo XIX se desarrolló la teoría de las “esferas separadas” cuya esencia conceptual radicaba en que los hombres y las mujeres eran especies plenamente separadas de acuerdo con sus propios rasgos de género. Según dicha ideología, el ámbito doméstico se denomina como espacio “femenino” mientras el espacio público es donde se mueven los hombres con libertad. Sin duda, el concepto del binarismo de género ha estado muy presente en las tradiciones literarias y culturales españolas. El hombre ha sido concebido como dinamismo temporal y la mujer como espacio; el hombre se desplaza libremente por distintos espacios mientras la mujer está recluida en espacios domésticos.